jueves, marzo 29, 2012

Por qué me sumo a la huelga general

Por primera vez desde que trabajo (y son unos añitos ya) voy a hacer huelga. El por qué la reforma me parece muy mala es para otro post, aunque creo que hay bastante información ya publicada. Sólo añadiría que no deja de ser curioso cómo nos cabreamos todos y nos preocupa casi más que devuelvan el dinero al castigo en sí, antes los (siempre supuestos, por supuesto) chorizeos del político o Urdangarín de turno, que sumados todos y divididos entre el número de españolitos, nos da una cantidad modesta, mientras que nuestra indemnización por despido ha bajado de un día para otro en unos cuantos miles de euros.

A lo que querría responder es a la pregunta jocosa de "qué hace un chico como tú, con una gentuza como esta", o justificar el por qué esto no es cuestión de ideologías ni que nos gusten más o menos los sindicatos.

Mi opinión de los convocantes sigue siendo tan mala como hace año y medio. Entonces los afeaba que convocaran sólo para salvar la cara, evitando poner en demasiados apuros al gobierno. Sus motivos para hacerlo eran que aunque no les gustara la política del PSOE, temían que desgastar al gobierno beneficiaría al PP que de gobernar haría parecer benévolas las reformas de ZP.

Habrá quien piense que el tiempo ha confirmado que tenían razón. El problema de cuando uno por un supuesto pragmatismo deja de hacer su obligación de denuncia, pierda la autoridad moral y acaba pagando, sea un caso como este, sea cuando se mira para otro lado ante dictador que viola derechos humanos pero como es laicista frena a los integristas... (al final ocurre lo contrario de lo que se busca, como pasó con Persia/Irán para EE.UU. o Afganistán para la URSS).  Con qué cara los sindicatos van a pedir a la gente que ha votado PP hace muy poco que les sigan con una pancarta que diga "¡quieren acabar con todo!".¿Qué pasa si esos ciudadanos ahora también se ponen en plan pragmático y piensan que no les gusta nada la reforma, pero que peor sería dar alas al PSOE, a quien acusan de por su mala política provocar que a diferencia de otros países sigamos sin ver la luz del final del túnel de la crisis?

A los sindicatos y a la mayoría de la izquierda les falta visión, capacidad de estrategia (aunque en honor a la verdad a la hora de tratar de negociar suavizar la reforma sí se han mostrado sensatos y hasta conciliadores y ha sido el gobierno quien no ha querido negociar nada) y la más mínima empatía para ver las cosas desde la óptica de quien no tienen su prisma ideológico pegado como legañas. Y es una carencia peligrosa, porque es evidente que buena parte de la fuerza electoral del PP está entre los trabajadores por cuenta ajena (algún lumbreras se pensará que hay tantos empresarios como para ganar por mayoría absoluta), más que por ejemplo en sectores como funcionariado (sin duda la reserva espiritual del diario "El País")

Ante un gobierno que acaba de ganar las elecciones por mayoría y esgrime esos votos como apoyo de su política, no vale con movilizar sólo a la izquierda (y eso si se consigue, porque el ciudadano medio de izquierdas es muy reacio a rascarse el bolsillo y hacer huelga no es barato). Seamos realistas: los grandes partidos saben que las elecciones no se ganan por los indecisos que unas veces votan PP y otras PSOE, sino por lograr movilizar a todo tu electorado y que el rival no lo logre, como ha pasado en Andalucía. Aunque la izquierda logre encender a todos sus incondicionales, hay mucho tiempo para que los ardores guerreros se enfríen y que las huestes que ahora corren y gritan blandiendo sus armas, a mitad de camino de la legislatura no puedan ya no con la espada, sino tan siquiera con los huevos. A lo que sí tiene miedo el PP, es que entre los cabreados y decepcionados que acudan a la huelga estén sus votantes. Porque el enfado se pasa con el tiempo si no se lo alimenta, pero no se torna milagrosamente en adhesión incondicional.

En cualquier caso, el mal ejemplo de sindicatos no debería ser excusa para no ir a la huelga sean cual sean las opiniones políticas personales. Precisamente para no ser como ellos, hay que tirar de dignidad y honradez personal. Si el gobierno no hace lo correcto, no es de recibo callarse y ceder al chantaje de no poder decir nada que dé fuerzas a la oposición con el pretexto que son opciones políticas que nos van a disgustar más.

Para mí, hay dos ejemplos de dignidad, aunque escuezan a mucha gente, de no dejarse llevar por el chantaje de "ya sé que no te gusta lo que hago, pero ya sabes que mi alternativa te gusta menos o sea que calla y traga". El más reciente es el de Andalucía, dónde la clave ha sido que una parte de el siempre fiel electorado del PP ha cambiado y se ha quedado en casa (o en Asturias, los que han dejado de votar a Cascos). Se estima que 8 de cada 2 abstenciones (en relación a las generales) han sido votantes del PP, algo inaudito en otras elecciones. Por supuesto, algunos se habrán puesto blancos y arrepentido a la hora del resultado porque pensarían que pese a todo ganaría el PP (tener un gesto de dignidad con el voto es fácil cuando crees que tu voto no es decisivo) , pero como decía el País al respecto de esa pésima novela que es el código Da Vinci: felicitamos a las editoriales que rechazaron el libro y no se han arrepentido luego al ver su éxito.

El otro ejemplo fue el de IU en Extramadura. El PSOE dio por sentado que IU tenía que apoyarlos sí o sí y desde IU se plantearon que si siempre es así, para que se presentaban a las elecciones.

En definitiva: señores del PP que dicen que les avala mi voto para hacer una reforma que va a traer más problemas que soluciones, miembros y miembras del PSOE a los que hay que reconocer el mérito de que estemos como estamos, señor@s de IU a los que agradecemos su complicidad para que ZP ganara su segunda legislatura haciendo el imbécil en la primera y en la campaña de la segunda y aplaudimos el realismo y modernidad de sus ideas, compañeros y compañeras dirigentes de sindicatos que no han estado a la altura. Que os den a todos. Yo hago huelga por mi país, por el futuro de mi familia y porque yo sí tengo dignidad e independencia.

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