miércoles, mayo 18, 2011

#nolesvotes y una teoría del karma de los políticos

Hacía tiempo que quería escribir  una valoración personal sobre la iniciativa de #nolesvotes, tenía ya de hecho un borrador grabado y si me descuido llega la jornada de reflexión y me lo como con patatas :-).  Por vago al final he tenido que reescribir casi todo lo que tenía.

Asumo que mis escasos pero muy apreciados lectores son personas con criterio y en lugar de esperar que yo u otro tercero les cuente de qué va #nolesvotes dedicarán dos o tres minutos a leer el breve manifiesto en http://www.nolesvotes.com/ para enterarse de primera mano. ;-)

Para los impacientes y también para los que deciden leer o no en función de que la opinión esté en consonancia con la suya (no lo critico, que yo también lo hago más de una vez ;-) ) comienzo por las conclusiones. Me gusta #nolesvotes como reacción a la irresponsabilidad de PP, CiU  y PSOE con la ley Sinde, deseo que tengan el máximo impacto mediático para que los involucrados vean que lo que han hecho no sale gratis (y aquí pongo mi granito de arena), creo que su efecto poco o mucho sólo puede ser positivo, pero sin embargo no me adhiero a  #nolesvotes aunque les desee mucho éxito.

¿Y eso cómo se come? pues simplemente una cuestión de filosofía personal con los temas políticos: igual que no me gusta decir a los demás qué tienen que votar, evito decir (al menos en un ámbito público) a quien creo que no tienen que votar y más cuando sabes que con la perspectiva de opciones limitadas por el voto útil ambas cosas pueden coincidir. Ante las fechorías (o buenas políticas, no vamos a ser siempre negativos) de un político, me conformo con:
  1. Llamar la atención de otras personas sobre ese hecho y darlas argumentos sobre los que pensar, para que saquen sus propias conclusiones y decidan a su buen criterio. Vale, ya sé que con este blog mis expectativas en este punto son muy modestas :-)
  2. Contribuir a la publicidad negativa (o positiva) para que el político vea las consecuencias de sus acciones en su imagen y por tanto en su valor como activo electoral (si aporta o resta votos). Nuevamente esta porquería de blog tampoco es que sume mucho, pero ya se sabe que un grano no hace granero pero ayuda al compañero.
  3. Tener un mínimo de honradez intelectual. Guay, en esto no importa que mi blog sea super minoritario ;-). Que a la hora de aplaudir o criticar no piense en lo que votaría yo ni en si eso va influir en que otras personas  voten lo que yo o lo contrario. Ser honrado intelectualmente es si menganito ha hecho algo mal pero aún así quiero que gane porque mi valoración global es positiva, no voy a dejar de criticarlo aunque eso suponga que otra persona reflexione sobre ello y decida no votarle.
La mayoría de las acciones de los políticos, consideradas individualmente no tienen entidad suficiente para determinar un voto masivo. Y sin embargo todo político sabe que todo lo que afecte a su popularidad cuenta, que la tarjeta amarilla no se saca sólo por una entrada peligrosa sino por reiteración de faltas o que en boxeo se puede ganar por KO pero es normal por los puntos.

Lo interesante de la popularidad de cada opción política es que en realidad no es un valor objetivo global, sino que cada persona hace su propia valoración subjetiva y en su cabeza PP, PSOE e IU tienen distinto karma que en la cabeza de su vecino. Y que una persona cambia el karma que tiene de una opción política cuando se entera y valora algo que han hecho, gracias a medios de comunicación, un blog o simplemente una conversación delante de un café.

Por supuesto esto del karma no es un valor numérico preciso , sino algo más difuso, una sensación y como el cabreo o las opiniones sobre las personas puede cambiar por pequeños detalles que tienen un impacto acumulativo aunque al cabo de unos meses hayamos olvidado el detalle en sí.

Los políticos saben que algunas acciones directamente les resbalan a mucha gente (sobre todo si quienes estén en contra no se preocupan en darlas publicidad y explicar por qué son dañinas) y que a otras son sólo una gota, pero también que la acumulación de gotas colma o vacía un vaso.

El qué hace la gente a la hora de votar con el "karma" a cada opción es cosa suya y depende de factores personales. Seguramente lo tenga más fácil alguien que viva en una zona donde los resultados están cantados por lo que pueda darse el gustazo de dar un voto de castigo sin preocuparse de qué opción le parecería menos dañina, o simplemente le da igual entre las opciones favoritas, que quien vea que su voto es más decisivo. El karma no sólo afecta a decir votar por uno u otro, marca la diferencia entre dejar de votar a un candidato y votar además al opositor, o entre ser votante entusiasta que trata de convencer a otros a un votante poco entusiasta que como haga buen tiempo el día de las elecciones se va de excursión y no vota.

La apuesta por #nolesvotes no es simplemente afectar a su karma; es ir más lejos y pedir a la gente que vote a un partido que no sea uno de estos tres. Algo evidente es que el tema de la ley Sinde para muchos electores no es suficiente para determinar por sí sólo su voto, de modo que se han hablado de otras acciones de estos partidos que justifican que no se les vote. El problema de este cambio de chip, es que entonces el por qué están exactamente PP, PSOE y CiU y no hay otros compañeros que suelen actuar en conveniencia con ellos cuando hay algo que sacar.

En cualquier caso, me alegro que haya surgido #nolesvotes. Puedo no compartir el mensaje, pero el efecto que se está consiguiendo, hacer ver a los políticos que cabrear al personal tiene un precio y que más les vale tenerlo en cuenta para las próximas elecciones en las que se juegan todo, es un logro por el que hay que felicitarse, al margen de cómo afecten en municipales y autonómicas individualmente a cada uno de estos tres partidos. Este buen efecto de ponerse las pilas debería valorarse positivamente incluso para quien aprecie el bipartidismo. También celebro el efecto en la gente, en pasar al ataque y no optar por la resignación.

2 comentarios:

Guido dijo...

La comunicación político-ciudadano ya no es unidireccional, ya no hay un "mítin" en el que yo digo mierda y vosotros amén. Ese es el nuevo paradigma que puede extrañar a viejunos como tú ;)

Hoy se puede dar una réplica y es lo que supone el #nolesvotes. Igual que un partido pide el voto, hay gente que replica pidiendo que no le votes. De otra forma te tendría que parecer igual de mal que un político pida el voto a su partido; supongo que según tu razonamiento el político se debe limitar a exponer los puntos de su programa y que el ciudadano haga un juicio crítico.

Algún otro punto, tratando de no extenderme mucho. Primero, hay una diferencia notable entre "menganito ha hecho algo mal" (todo el mundo se equivoca) y "menganito es un delincuente". En el segundo caso no basta con no votarle.

Segundo, el único voto útil es el que se hace al partido que mejor te representa, nunca es útil un voto a un partido porque es el mal menor (por eso estamos en la situación actual).

Yo también celebro la iniciativa #nolesvotes y, desoyendo tus consejos, pido a tus numerosos lectores que ejerzan ese juicio crítico y vayan a votar a partidos que no sean PP y PSOE.

Chema Peribáñez dijo...

A ver que yo no digo que la gente no pueda pedir el voto; cada uno con su independencia hace lo que quiera ;-).

Simplemente en mi caso yo no hago activismo político diciendo a la gente lo que tiene que hacer; comento lo que no me gusta y por qué no me gusta.

Hay que confiar en la inteligencia de la gente, ya sé que mucha gente piensa que la mayoría son idiotas y que hay que darles ya una indicación de lo que tienen que hacer. Yo confío en la inteligencia de la gente y doy por hecho de que como pueden tener distinta escala de valores que la mía mis indicaciones además posiblemente no les sirvan. Me conformo con que la gente se plantee cosas y le de al tarro.

Y aunque la inmensa mayoría de la población estuviera aborregada, a mis escasos lectores les trataré con respeto (hasta a los perros que me llaman viejuno :-D ) y confiaré en su inteligencia. Como le gustaba dedicar a "Juan Ramón Jiménez": "A la minoría, siempre".