lunes, febrero 21, 2011

La necesidad de eliminar intermediarios

La tecnología y los formatos digitales se han convertido en la pesadilla de algunos autores por lo fácil que es copiar los contenidos sin pérdida de calidad así como difundirlos no ya entre el círculo de amigos, sino que lleguen a perfectos desconocidos. Ni el DRM, ni las leyes ni nada sirve para evitar que quien quiera pueda hacerse con una copia sin autorización del autor. Los autores tienen que asumir que si el cliente paga por su obra es porque quiere (ya sea porque le gustaría premiar al autor o porque le parece mal aprovecharse de su trabajo en contra de su voluntad sin pagarle nada). De modo que lo mejor que puede hacer es o bien buscar la complicidad de las personas que aprecian su obra o ver de qué otras formas puede explotar la popularidad de su obra. Y si buscan su complicidad más les vale no abusar de su benevolencia, es mejor recaudar un poco de muchos, que trata de sangrar a unos pocos.

Por otro lado, los formatos digitales ofrecen a los autores (entendido en sentido amplio, en una película cabría incluir también a los productores y a quienes han puesto el dinero) la ventaja de poder evitar los intermediarios, el papel del distribuidor, del vendedor, el soporte físico, los stocks... Lamentablemente los creadores no aprovechan estas ventajas, porque por un lado siguen con la inercia del antiguo modelo y por otro lado los distribuidores hacen su presión. Para muchos creadores es más fácil acudir a un distribuidor y aceptar un porcentaje o pago menor pero no preocuparse de la explotación de la obra.

Lo triste es que aunque los distribuidores y vendedores tradicionales están quedando fuera de juego, no desaparecen los intermediarios. Ahora son empresas como Apple, Amazon o Google, sin olvidar las operadoras de telefonía que también aspiran a entrar en liza, quienes actúan de intermediarios. Es triste que periódicos asentados y conocidos necesiten a Amazon o Apple para vender subscripciones. Y lo mismo películas, libros de autores conocidos, que no necesitan el efecto escaparate de estos intermediarios para tener visibilidad ante sus clientes.

Quizás por esto me llamó la atención una iniciativa como Ultraviolet y quienes están detrás de ella (http://www.uvvu.com/alliance-members.php). No llama mucho la atención quienes sí están; es lógico que estén las empresas productoras de contenidos,  las empresas que fabrican los dispositivos como televisores o reproductores y las empresas tecnológicas. Pero lo interesante es quienes no están:  Google, Amazon, Apple. Empresas que no quieren ser meros fabricantes de los reproductores, sino ser intermediarios y ser a través de quienes llegan los contenidos al consumidor.

La idea de Ultraviolet es ser la evolución en cuanto a distribución de contenidos tanto de las descargas de pago como del DVD y BlueRay (de hecho el contenido se podrá obtener de ambas formas). Se combina con algunas características típicas de los "bookshelf"; si en librerías como la de Kindle y antes en la de Mobipocket los libros que adquieres están disponibles para siempre en Internet y te los puedes volver a descargar si los pierdes, tratan de hacer lo mismo con las películas. Así mismo se permite acceder a las copias a los miembros de una misma familia, aunque no estén residiendo en ese momento juntas (por ejemplo uno de los hijos esté estudiando fuera).

No tengo claro que Ultraviolet sea la solución para evitar las descargas. Posiblemente se estropee con ideas como el DRM. Por otro lado me gusta el que se trate por fin de dar un valor añadido a quien está dispuesto a pagar (y del que se abusa la paciencia, con esperas, sucesivas ediciones en lugar de sacar directamente una con todas las extras, que para eso pagan). Pero creo que el reto más importante es conseguir que la gente consiga su película como hasta ahora (vía Bittorrent, Emule) pero se anime a pagar una pequeña cantidad por película o una tarifa plana mensual. Muchas de estas personas borra la película tras verla por lo que Ultraviolet no les aportará mucho. Y tampoco necesita que una empresa les alquile online los contenidos, con un puñetero DRM para controlar cuándo lo ven. Vía bittorrent, descarga directa, emule o newsgroup la gente se las ha apañado muy bien sin intermediarios.

Y sí, tengo un Kindle de Amazon, este blog está alojado por Google y aunque normalmente uso Linux y no lo cambio por nada este post lo hago desde un macmini de Apple. Pero a Apple y a Amazon ya los he pagado directamente y a Google indirectamente; si pago una película o un libro me encantaría que llegara el máximo dinero a quienes los han creado, no a intermediarios.

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