martes, marzo 22, 2011

Rebajas en límites de velocidad y seguridad

No, no voy a hablar de la polémica de los 110Km/h en autovía. Me interesa más el globo sonda acerca de los 30Km/h en calles de doble sentido en ciudad, un caso más en la polémica sobre si la conducción es más segura bajando los límites genéricos.

Pues bien, en general me parecen un error este tipo de medidas. El motivo es que creo que la seguridad en lo relativo a la velocidad está en ajustar adecuadamente los límites específicos (los marcados por una señal) a la peligrosidad y circunstancias de cada tramo. Bajando los límites genéricos esa información se pierde y se rotularía igualmente con una señal de de 30Km/h una zona sin peatones y mucho tráfico que otra dónde hoy en día está la señal porque puede haber niños jugando cerca o porque es una zona dónde la gente pasea por el medio de la calle tranquilamente por haber poco tráfico (caso real que me he encontrado y además por la noche y saliendo de una curva). El problema de sistematizar el poner señales que indican límites de peligro extremo en tramos que no lo son es el cuento de Pedro y el lobo. Que llegas a un tramo que realmente hay que ir a 30 porque hay riesgo serio y no te lo crees. No es eficaz mantener la tensión en todos los tramos: es inevitable que haya gente que se relaje o simplemente se distraiga.

Lo mismo pasa en carreteras convencionales, dónde no es lógico que haya el mismo límite (de 90 o 100 según el arcén) en una recta inmensa con un firme perfecto que en un tramo peligroso en el que a más de esa velocidad podrías empezar a tener problemas y especialmente si se dan condiciones climatológicas adversas.

En el caso concreto del límite a 30Km/h creo que lo que haría falta es sentido común. Hay que evitar infundir mensajes de seguridad  en el peatón, que le lleven a relajarse en tramos en los que hoy no lo haría. Y para la seguridad contra atropellos en ciudad lo que hay que hacer es multar severamente a quien no respete pasos de cebra o a quien se salte semáforos, más que andar con límites genéricos. Urge por ejemplo mentalizar a la gente que un semáforo amarillo significa frenar salvo que sea peligroso, no acelerar.

En el tema de los límites de velocidad suele citarse Alemania: lo que no suele mencionar es que allí los límites específicos marcados por las señales sí se respetan. Puede achacarse a los tópicos de diferencias culturales, que tienen su parte de razón, pero creo que hasta el alemán más tranquilo se exasperaría en España, por ejemplo circulando por la ronda de Valladolid, alejada de zonas habitadas, con un límite de 40Km/h cada vez que te aproximas a un semáforo (en un constante paso de 80Km/h a 40Km/h y otra vez a 80Km/h; si haces eso, aparte de arriesgarte a que te embista un camión, te pillan todos los semáforos cerrados, mientras que a 90 la mayoría estarán abiertos). En España como se asume que los límites no son reales y las señales no son informativas, no pasa nada por faltar el sentido común, ni por dejar las señales con las mismas limitaciones de obras cuando no hay nadie trabajando y la vía esté limpia (incluso cuando las obras ya han finalizado en ese tramo) que mientras está maquinaria pesada y operarios...

Una tendencia muy hispana y en general de los países con poca trayectoria democrática es un exceso de leyes y reglamentaciones, porque total como no se cumplen no pasa nada. Hace años ante la noticia de un atropello por ir a más de 80Km/h en una zona de 50, con tasa de alcoholemia y semáforo en rojo, había gente que defendía bajar el límite a 40. ¡Pero si iba a 80 y el límite ya era 50 y en cualquier caso el atropello fue por saltarse el semáforo! pero claro, el argumento es que como la gente no hace caso y siempre va a más velocidad, hay que bajar el límite. Pero a lo mejor no hacen caso precisamente porque el legislador le está diciendo eso, que como sé que no vas a ir al límite que te pongo, por eso lo pongo más bajo... Esto es tan infantil como si un jefe de proyecto ante una estimación de horas de cuánto se va a tardar en una tarea sistemáticamente lo rebajara porque desconfía que no le estén diciendo las horas reales; evidentemente eso sólo desencadena que al final sí se inflen las previsiones.

2 comentarios:

Guido dijo...

Tú lo has dicho, hace falta sentido común que es lo que no abunda por estos lares.

En todo caso, la velocidad máxima en zonas urbanas, donde se hacen medias de 15-20 km/h, no es el cuello de botella, por lo que la máxima es un poco lo de menos.

Y esa media es sin tener en cuenta el tiempo que se está parado trabajando para pagar la gasolina, el coche, y sus gastos asociados, que bajarían la media a 5-10 km/h, aunque ese es otro tema.

No sé si el motivo de esta propuesta es la seguridad, el ahorro, la contaminación... lo ideal sería que esta medida viniese acompañada de otras para desincentivar el uso del vehículo privado en las ciudades. La ciudad para el peatón.

Chema Peribáñez dijo...

La media dependerá mucho de los tramos y si la circulación es poco fluida sería todavía peor. Entre la gente que más ha criticado la propuesta, diciendo que crearía muchos problemas circulatorios, son los taxistas que de atascos y tiempo de trayectos en rutas urbanas algo tienen que saber ;-).

Estoy de acuerdo contigo en que hay que ir dando más espacio al peatón, aunque creo que eso se haría mediante medidas como más calles peatonales, eliminar las plazas de aparcamiento en superficie para hacer anchas las aceras (algo totalmente justo por otro lado, durante el rato que está aparcando un coche, por la acera transitan muchas personas, quien quiera aparcar que pague el parking), no construir aparcamientos en el centro más que para residentes. Por supuesto con sentido común, con parkings fuera del centro pero no alejados o con opciones de transporte público rápido del aparcamiento al centro.

Lo que se haga habrá que hacerlo muy bien sin experimentos, porque si la gente deja de ir al centro a comprar o se desincentiva que la gente viva allí acabamos con zonas centro muertas fuera de horario de oficina o convertidas en marginales, como por otras circunstancias tienen algunas ciudades.